"Tenía ganas de volver a las canchas": el nuevo papa es un confeso jugador de famoso deporte mundial 155j1f

La elección de León XIV como nuevo papa, acontecida este jueves en el Vaticano, ha sacado a la luz historias curiosas que de a poco han permitido que los fieles se hagan una idea de la persona que liderará la Iglesia católica tras la muerte de Francisco. 26416u
Una de esas historias revivió de las páginas del medio Agustinian Order quien entrevistó al entonces cardenal Robert Prevost.
En esa entrevista, el nuevo papa dejó ver su pasión por el tenis, un deporte en el que dejó entrever que sabe jugar. "Me considero un tenista aficionado”, aseguró el ahora bautizado León XIV.
“Me considero un tenista aficionado. Desde que salí de Perú, he tenido pocas oportunidades para practicar, así que estoy deseando volver a la cancha. Este nuevo trabajo no me ha dejado mucho tiempo libre hasta ahora”, afirmó el papa.
León XIV también expuso en esa entrevista su gusto por la lectura y la visita a nuevos lugares. “También disfruto mucho leyendo, dando largos paseos y viajando, conociendo y disfrutando de lugares nuevos y diversos”.
“Disfruto relajándome con amigos y conociendo a una gran variedad de personas. Cada persona puede enriquecer enormemente nuestras vidas", expresó en septiembre de 2023 el entonces cardenal Robert Prevost.
Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia parecía estar dividida.
Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a "construir puentes" a través del "diálogo", avanzando "sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros".
"Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá", afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.
Prevost ha pasado apenas un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.
El diario italiano La Repubblica lo llamó "el menos estadounidense de los estadounidenses" por la moderación de sus palabras.
Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.
La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia o por decisiones geopolíticas. Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.
Prevost dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.
Entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.
Tras la muerte de Francisco, dijo que aún quedaba "mucho por hacer" en la transformación de la Iglesia. "No podemos parar, no podemos retroceder", dijo el mes pasado a Vatican News.
Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores. Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.
Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia. Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.
Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino. Estuvo en Chicago desde 1999 para ejercer como prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense.
Y regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó apostólico de la diócesis de su "querida" Chiclayo, como la llamó en su primer discurso como papa.