El método respaldado por la ciencia para reducir los microplásticos en el agua del grifo 4q502q

Beber agua es fundamental para mantener una buena salud, ya que regula funciones vitales del organismo y ayuda al equilibrio corporal. Sin embargo, lo que parece un acto cotidiano e inofensivo puede estar exponiéndonos a contaminantes invisibles: los microplásticos. 1i4u6s
En muchos hogares, el agua se consume directamente del grifo por ser rápida, económica y accesible. Pero no todos los sistemas domésticos cuentan con filtros especializados capaces de eliminar completamente microorganismos, virus, parásitos y partículas diminutas.
Aunque el agua potable pasa por rigurosos procesos de purificación, la creciente preocupación científica gira en torno a los nanoplásticos, partículas extremadamente pequeñas que, según National Geographic, pueden ser incluso menores a una micra (1μm), lo que dificulta su detección y filtrado.
Una publicación de la revista científica Environmental Science & Technology comparó los niveles de microplásticos encontrados en el agua embotellada con los del agua del grifo.
En el estudio analizo que: El agua embotellada puede contener 90.000 microplásticos por año, mientras que el agua del grifo registra un promedio mucho menor, alrededor de 4.000 partículas.
Esto ha llevado a muchos expertos a sugerir que, en la mayoría de los casos, el agua del grifo, pese a sus riesgos, es una opción más segura que la embotellada en cuanto a presencia de plásticos.
En este contexto, investigadores chinos han ofrecido una solución sencilla y efectiva que puede aplicarse en casa para reducir aún más el riesgo: hervir el agua del grifo, dejarla enfriar y luego colarla. Esta práctica ancestral, muy común en países asiáticos, ha demostrado ser útil no solo para eliminar microorganismos, sino también para precipitar ciertos contaminantes, incluidos microplásticos, que pueden ser removidos posteriormente mediante un colado adecuado.
Aunque esta técnica no garantiza la eliminación total de estas partículas, representa una medida accesible y de bajo costo que puede disminuir significativamente su ingesta. Además, ayuda a crear una rutina más consciente sobre la calidad del agua que consumimos a diario.
En un mundo cada vez más expuesto a la contaminación por plásticos, adoptar pequeños hábitos como este puede marcar una gran diferencia para la salud personal y la sostenibilidad ambiental.